miércoles, 27 de septiembre de 2017

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martes, 26 de septiembre de 2017

Y TU CASA... ¿NO ES ASÍ? 2ª PARTE

-¡Que te vayas, chaval! ¡Un fantasma!-contesté exasperado y exaltado-¿Y eso es una explicación lógica? Todo el mundo sabe que, debido a la dependencia que los hijos generaron de sus padres, que les obligaba a permanecer en sus hogares hasta... siempre…, es decir, de por vida…, se creó un sistema para que éstos (los hijos, es decir, nosotros) se independizasen sin que echasen en falta las atenciones de sus progenitores.
-¡¿Tú que te has fumado?!-preguntó riendo incrédulo mi amigo-¿Quién te ha contado esa tontería?
-Es que no me lo tiene que contar nadie-respondí con retintín como si fuese un niño de cuatro años-Ha sido así siempre. De toda la vida.
-Pues tú dirás lo que quieras, pero yo no entro ahí-dijo señalando el portal de mi casa-Mira... mejor.... ¿por qué no nos metemos en ese bar de enfrente? Yo te invito.
-Bueno, si te empeñas....-¿cómo resistirme a una invitación?
Pensé que al sentarnos y pedir las bebidas, mi amigo se olvidaría de… ¡los fantasmas!, pero…¡qué va!... volvió a la carga.
-¿Y si buscamos un médium que contacte con el fantasma y nos diga qué es lo que quiere? Seguramente, se ha dejado algo pendiente en este mundo y no se puede ir hasta que lo solucione.



-¡Uy sí! Se le habrá olvidado despedirse de ti-contesté sarcástico-Anda que... Pero mira, si te hace ilusión, busca uno. Que, por lo menos, nos reiremos un rato.
-Mira éste-lo había buscado en Google-Creo que nos podría servir. Escucha: "Si tu amigo se empeña en creer que lo que ocurre en su casa es normal y tú intentas convencerle de que lo que tiene, en realidad es un fantasma, y no te hace caso, llámame. Yo le haré entrar en razón"
-...Uhmmm, no sé, no sé ¿Tú crees que entenderá de imágenes de muertos que aparecen incorpóreamente ante los vivos?
-¡¿De qué?!
-¡De fantasmas!
- Ah, pues... no sé. Pero podemos probar.
Dos horas más tarde, se presentó ante nosotros un señor regordete, bajito, calvo y con bigote.
-Buenas. Soy..."El gran Cusado"-dijo haciendo muchos aspavientos con las manos y, como poníamos caras de no entender, añadió- el médium.
-¡Ah! Menos mal-respiró aliviado mi amigo-Creí que venía a vendernos una enciclopedia.
-¡Sí! ¡Es verdad! ¡Fíjate qué traje lleva!-me uní divertido a la distensión de mi colega.
-¿Y la corbata?-añadió entre risas-Es de los setenta, por lo menos.
-Oigan... que... sigo aquí-intervino el Señor Cusado con una tímida vocecilla.
-Sí, sí. Si lo sabemos.
-Bueno, pues o me dicen qué es lo que quieren, o me voy que tengo que seguir...
-¡Vendiendo enciclopedias!-gritamos eufóricos al unísono.
-¡Pues sí! ¡¿Qué pasa?!-y nos sorprendió que ese hombre tan bajito pudiera alzar tanto la voz-¡De algún modo me tendré que ganar la vida! Lo de los fantasmas no da para mucho, la verdad.
-Perdone-me disculpé. Había que reconocer que nos habíamos pasado-Tiene razón. A ver... aquí mi amigo, que se ha empeñado en que en mi casa hay un fantasma.
El Señor Cusado, ya más calmado, nos informó.
-Necesito entrar en la vivienda para... notar las vibraciones... por si hubiese algún ente, claro está.
-Y ¿ha traído usted algún aparatito de esos, como los de las películas, para cazar fantasmas?-¡Buena pregunta! ¿Cómo no se me había ocurrido a mi?
-¡No!-contestó en seco, medio enfadado.
-¡Claro que no!-contesté yo en el mismo tono ofendido que el médium-¡¿Cómo se te ocurre?!
Sin volver a mediar palabra, entramos en la casa. Mi amigo iba detrás de mí, pegado a las paredes, como si fuese Spiderman.
-Y bien, señor Cusado... ¿le vibra a usted algo?-le pregunté con educación.
-Pues… aún no. Pero... llámeme Alex.
-Está bien, Alex...
-Perdone... -mi amigo, que no podía dejar de interrumpir-¿en serio se llama usted Alex Cusado?-y empezó a darle un ataque de risa.
-¿Algo que objetar?-Y al Señor Cusado, de cabreo.
-No, no-contestó con lágrimas en los ojos-Excúseme, por favor.
-Bien, entonces, cuénteme-El Señor Cusado… Álex… se dirigió entonces a mí-¿qué ha ocurrido para que piense  que hay algo paranormal en su casa?
-No, no… Si en mi casa todo es muy normal-contesté y añadí-El paranormal es éste, que se ha empeñado en lo del fantasma… Como mi madre persigue a la Santa Compañía...-y mirando a mi amigo, caí en la cuenta-¡Ah, claro! Lo mismo se han equivocado de dirección y han venido a mi casa buscando a mi madre.
-No tiene gracia-A mi amigo no le hizo gracia.
-Pero ¿es que su madre vive con usted?-quiso saber Álex.
-¡Claro! Y todas las noches se monta en su escoba y se va a Asturias, a perseguir espectros-a mi ya me estaba empezando a cansar todo este numerito.
-A ver, señores...céntrense-Se notaba que este hombre se tomaba muy en serio su trabajo-Necesito toda la información posible. Usted…-le dijo a mi amigo-…que es el denunciante ¿qué le hace creer que puede haber un fantasma?
-Verá: mi amigo dice que todas las mañanas se encuentra las tareas de la casa hechas, la ropa planchada, que siempre tiene la comida lista,..-le miré con cara de estar pensando que el único raro era él.
-¿No será usted sonámbulo y se levantará por la noche para hacer todo eso?-me preguntó el Señor Cusado anotando cosas en una agenda tamaño Mini Babybel.
-Hombre, eso no se me había ocurrido, pero.... ¡no!-chillé-De vez en cuando me ausento durante algunos días para estar con mi madre en Asturias y, cuando vuelvo... ahí está... todo... como debe ser-intenté explicarlo lentamente para que me entendiesen de una vez.
-Vale, vale. Es que no siento nada-comentó Álex.
-¡Ay, pobre!-se lamentó mi amigo abrazando al parapsicólogo-¿y por qué no va al médico para que se lo revisen?
-¿Revisarme el qué?-los ojos de Álex me miraron como buscando una respuesta a la pregunta de mi acompañante.
-Lo de los sentimientos-explicó.
-Ya le dije que es paranormal-aclaré.
-Bueno…-El médium se desasió del plasta de mi amigo-Déjeme que investigue un poco más. Y... ¿ha visto si las cosas se mueven?
-Algunas veces sí-me quedé pensando-Sobre todo cuando las cojo yo.
-¡Me refería a solas!
-¡Ah! Perdone-Claro… si no especifica…-No. Cuando estoy yo, están muy quietecitas.
Y nos fuimos hacia la cocina. Alex delante, tan sigiloso como un lince a punto de abalanzarse sobre una inocente liebre; yo detrás, intentando imitándole y mi amigo cerrando la comitiva, enganchado a mi chaqueta y cubriendo la retaguardia.
-Y... ¿no ha notado ninguna presencia?-preguntó moviéndose libremente por ese espacio.
-No-respondí con cautela.
-Ya. Y ¿tampoco ha visto ninguna nota o aviso?
-No.
-Ajá. Ni pasa mucho por la cocina ¿verdad?-¡Qué bueno! ¡¿Cómo sabía eso?!
-Pues...la verdad que no mucho-contesté porque era la verdad-Además, hasta hace unos meses ni siquiera sabía que existía.-Y, ante la cara de extrañeza que ponían, continué-Creí que era un acceso al garaje y como yo no tengo coche... Pero hace unos meses, subió mi vecino de abajo para decirme que se me había salido el agua de la lavadora y que le estaba calando el techo y... fue cuando descubrí que “esto”… es la cocina.
-Bien. Pues...entonces ya está todo resuelto-anunció el Señor Cusado guardando su pequeña libreta.
-¡¿El fantasma es el vecino de abajo?!-gritó mi amigo con la cara blanca.
-¡Que los fantasmas no existen! ¡A ver si se entera de una vez!-gritó a su vez Álex y luego, dirigiéndose a mí, añadió-Son ciento veinte Euros.
-Pues... ¡menos mal que lo de los fantasmas no daban para mucho!-me quejé.
-Pero es que aquí no hay fantasmas.
-¿Entonces...?-Ahora sí que no entendía nada.
-¿Ve ese aparato blanco y grande?-me señaló un aparato blanco y grande-Es un frigorífico. Acérquese a él y hallará la respuesta. Y ahora, si me abona los ciento cincuenta euros, me iré a seguir vendiendo enciclopedias.
-Pero ¿no eran ciento veinte euros?-Eran ciento veinte euros ¿verdad?
-Si, pero se me había olvidado cobrarles el HPT-explicó.
-¿Eso es un impuesto nuevo?-Es que si mi amigo no preguntaba algo, reventaría fijo.
-Sí. El de "hacerme perder el tiempo".
Después de pagar y de despedirnos del médium, mi amigo y yo volvimos a entrar en la cocina y con más miedo que vergüenza, nos dirigimos lentamente hacia el frigorífico. Estaba repleto de papelitos amarillos:
"Se ha acabado el suavizante"
"Tienes la ropa planchada en tu cuarto"
"¡Recoge los platos cuando termines de comer!"
"Dile a tu madre que este mes no me ha pagado"
"Dile a tu madre que no me paga lo suficiente"
"Dile a tu madre que siete años son muchos años"
"Dile a tu madre ¡que me voy! Que se busque otra asistenta."

Y, hasta la próxima entrada, y sea el día que sea... ¡¡Feliz Fin de Semana!!