Os voy a desvelar un secreto que
os cambiará la vida para siempre… puede que incluso os destroce la poca
infancia que os queda: El teléfono móvil…. no es móvil. ¡No! ¿En serio? ¡Lo movéis
vosotros!
Si es que ni siquiera sé por qué
les seguís llamando "teléfono" (dispositivo empleado para interrumpir conversaciones e ignorar personas) ya que sólo se usa para grabar videos y hacer
fotos. Eso sí… no vale cualquiera. Tiene que ser el mejor del mercado:
“Mira meja23… este modelo
graba más de 15 horas seguidas y puede almacenar más de 1.000.000 de fotos.
Aunque tuve que quitarle la opción de llamar y recibir llamadas porque ocupaba
demasiado espacio en la memoria”.
¡¿Y qué más da?! Si no os llama
nadie…
Está claro que el teléfono móvil
se ha convertido en una parte fundamental de vuestras vidas, pero… ¿tanto? Pues
sí, hasta el punto de convertir lo virtual en elemental y desplazar las
relaciones personales a un segundo plano.
Han aparecido tensiones nuevas
que antes no había (de ahí lo de “nuevas”, quiero decir, que si ya existiesen
antes… pues… las llamarían de otra manera ¿no?... No nuevas, por ejemplo). El
caso es que estas tensiones han tenido que llegar para mortificaros, porque si no,
no me puedo explicar esa sensación de angustia que os entra cuando salís de
casa y os dais cuenta de que ¡SÓLO!...¡Ojo!... sólo os queda un 15 por ciento
de batería… y lo que es peor… ¡OS HABÉIS DEJADO EL CARGADOR DEL MÓVIL EL CASA! Que si os dejáis al niño, no lo pasáis tan mal.
Eso sí que es… vivir al límite.
¿Sabíais, hombres y mujeres del
Siglo XXI, que había vida antes de los móviles? Pues sí. La hubo.
Resulta que antes había un único
teléfono en cada casa, que tenía hasta nombre: “El de casa”. Entonces las
personas se quedaban sentadas admirando ese pedazo de plástico gris (que
siempre tenía un cable enredado, no sé por qué) y esperaban… y esperaban… y esperaban, a veces
durante horas, a que sonase ese famoso Riiinnnngggg que, paradójicamente se ha
convertido en el tono de llamada más popular de los teléfonos móviles.

Más cositas que no entiendo: ¿Por
qué os quedáis con los cargadores cuando vais a cambiar de móvil? Al final,
tenéis acumulados en un cajón más que Bruce Willis en “La Jungla de cristal”, que digo yo… ¿de
dónde se sacará este tío tantos cargadores… si va siempre en camiseta de
tirantes?
Parece ser que hoy en día, lo
único importante en la vida son dos cosas: tener batería y tener saldo. Sin
eso… estás perdido, no eres nadie.
Muchos de vosotros no lo
recordaréis, pero hubo una época en la que no había Instagram... ¡Que es verdad!
Las personas tenían un pasado sin filtro… ¡y se gustaban! Se enamoraban sin
necesidad de photoshop. Se gustaban con sus narices torcidas, sus pieles grises
o sus ojeras que llegaban hasta el suelo. Ahora, con la tecnología os basta con
imaginaros cómo os veríais con los filtros.
Ya no hay memoria. Bueno, sí;
pero memoria virtual, Antes la gente tenía memoria fotográfica; pero si ahora
le dices a un adolescente que tienes memoria fotográfica, lo primero que te
pregunta es: “¿De cuántos megapíxeles estamos hablando?”
La tecnología ha avanzado tan
rápido, que el ser humano… ¡vosotros!... habéis comenzado a retroceder.
Hay tanta gente adicta a la
tecnología que se les olvida que tienen una vida que disfrutar, que aprovechar...
¡Iros a un bar a socializar!
Yo estoy aquí para avisaros de un
terrible peligro que se cierne sobre vuestro planeta y… ¡cuidado! que no quiero
meteros miedo, pero está a punto de desaparecer algo que durante siglos os ha
definido como especie y no es el sol, no, ni tampoco la siesta. Es… la
costumbre de resolver las cosas hablando. Sí. Antes, cuando dos personas tenían
un problema, una le decía a la otra: ¡Cuándo te vea a la salida, te REVIENTO! Y la otra
contestaba: ¡¿Sí?! Tú… ¡¿y cuántos más?! … ¿Y ahora? Ahora decís: “Deja que se cargue
el móvil y que te envíe un whatsapp y ya verás lo que vas a leer…” ¡Uy,
qué miedito!
Menos mal que eso sólo os ocurre
a los varones. Las hembras de vuestra especie sí que utilizan la tecnología
para relacionarse con la gente: todo son redes sociales (y yo que pensaba que las
redes sociales era lo que está detrás de Casillas) y es que la mujer, desde
siempre, se ha comunicado mejor que el hombre porque no sólo habla por la boca,
si no también por los codos. De ahí que necesiten tantos grupos de whatsapp:
por hablar y por las dietas. Sí, por las dietas… porque el whatsapp siempre les
dice que están… “en línea”.
En fin, que estudios recientes de
la Universidad de Wichita han demostrado que se puede ir y venir perfectamente
de un lugar a otro, sin tener que comentarlo en todos los grupos de Whatsapp,
Instagram, Facebook, Twiter, Monguer o Retarder. Y eso, también va por los
adolescentes… ¡anda que si no tenían bastante con los granos… les ponen Twenty!...
Fijaos qué curioso: se sabe de personas a los que les han quitado el móvil... y
han llegado a desorientarse; de otras que no saben bajar la basura si no ponen
el GPS…y, sin embargo, aún no ha aparecido nadie que sepa qué narices
significa: “Atención, desvío de llamadas activo”.
Si hace unos años, alguien os
hubiera dicho que ibais a compartir vuestra vida al instante con millones de
personas, probablemente le habríais tachado de loco. Pero hoy no. Hoy le
haríais 🙈👌😆 y le daríais al like.
Contestadme sinceramente: ¿Creéis
que tanta evolución en los teléfonos móviles está favoreciendo la evolución del
ser humano? ¿O no?
Y, hasta la próxima entrada y sea el día que sea... ¡Feliz Fin de Semana!