
Y lo que me sienta peor aún, es que la
canción se equivoque cuando yo estoy cantando, porque, si el cerebro
adolescente es un 80% letras de canciones… el mío debe ser un 20% capacidad de
retención, así que… imaginaos.
Otra cosa que me gusta mucho de la música
es que te transporta a otros lugares. Hoy, por ejemplo, en el restaurante al
que he ido a comer, han puesto reggaetón… y me he transportado a otro restaurante. Y
para rematar el día, me he encontrado con otra vecina que me dice:
-Mira, esta es mi hija… la menor.
Y, como yo estaba hartita ya de música, he
contestado enfadada señalando a mi perro:
-¡Y este el mío: re sostenido!
En fin… que ya se me ha pasado y al llegar
a casa, he seguido pensando en la música: Hay nombres de grupos que de tanto
escucharlos ya no nos suenan raros, ni genuinos ni divertidos o rocambolescos
pero que en realidad son de lo más original. Grupos como: Black Eyed Peas (¡¿Ojos negros
guisantes?! ¡¿Qué narices significa eso?!) Pussycat dolls (¿Muñecas minino?...
es decir… ¿Hello Kitty?) No me pises que llevo chanclas (…eh… pues eso… que
mires donde pones los pies) Un pingüino en mi ascensor (bueno, con la
primavera que estamos teniendo… no es de extrañar) y muchos más, apostaron desde el principio por nombres
diferentes y con mucho rollo.
A lo que voy… que me disperso… El caso es
que, como me aburría, me he puesto a escribir una historia utilizando nombres
de grupos musicales. Aquí os la dejo, para que os riais un poco y para que recordéis
alguna que otra vieja gloria.
“Los Rodríguez” son una banda de “Rebeldes”, que siempre van de “azul
y negro”, cuyo líder: El “Barón Rojo”
(montado en un “Cadillac”), abatió
con un “leño” a “la guardia” en “la frontera”
de “Triana”. Como iba diciendo, esta
banda de “inhumanos” se dedica a
fumar “celtas cortos” y a beber “tequila”. Hay que tener mucho cuidado
con ellos, porque a base de “golpes bajos”
y sin ninguna “pereza”, son capaces
de provocarte una “parálisis permanente”.
De hecho, son “cómplices” y “presuntos implicados” de la operación: “Objetivo Birmania”, en la que encontraron
a varios “toreros muertos” a causa de
la “dinamita pa los pollos” con la
que hicieron estallar las “Aerolíneas
Federales”.
Mi madre no para
de decirme: “Ten cuidado con esas “amistades
peligrosas” con las que vas” Y yo le contesto: “Mamá, que, aunque parezcan “ángeles del infierno” porque vayan con “revólver”, “obús” y una “navajita plateá”,
no son tan “chunguitos.”” Y enfadada
me chilla: “”¡A mí no me pises que llevo
chanclas” ¿eh?! Yo, a estos “despistaos”
les daría “estopa” y ya verían como
con el “efecto mariposa” (no
confundir con el “efecto pasillo”) en
una “radio futura” escucharían que un
“zapato veloz” provocó un “siniestro total” al chocar “los burros” con “elefantes” en “el norte””
“¡Mamá…!”, le
chillo a mi madre “pero… ¡¿es que has mezclado “jarabe de palo” con “azúcar
moreno”?!”
“Mira hijo…”, me
dice ahora más suave… “yo sólo te digo que, si fuesen más “héroes del silencio” y se guardasen sus “secretos”, nadie les pondría otra “barricada”… que, ya que son “tahúres
zurdos”… que se dediquen a jugar al “parchís”
con esas “21 japonesas” que están en “la quinta estación””

Mi madre aparece
de repente, como si fuese el “mago de Oz”
y con “la oreja de van Gogh” en la
mano, me dice resignada: “Peor…imposible”
Y, es cierto... me
voy superando. Es imposible que esto vaya a peor. A veces, incluso creo que
estoy como una cabra… pero pienso en cómo estáis vosotros… ¡y se me pasa!
Y, hasta la próxima entrada y sea el día que sea... ¡¡¡Feliz Fin de Semana!!!