sábado, 13 de enero de 2018

Hoy nos toca hablar de las METÁFORAS ANIMALES. Y… ¿qué son las metáforas animales? Pues las metáforas animales son un mecanismo muy corriente (podría ser el del famoso chupete… pero no… es otro), consistente en designar una cualidad animal aplicable a un ser humano o persona (en su defecto).
De esta manera se produce una transformación simultánea (o concomitante para los más… sincrónicos): se intensifica una cualidad real o ficticia del animal y se aplica al mismo tiempo al ser humano, con la consiguiente animalización.
Unas veces son cualidades positivas que se resaltan, pero otras (las más) son los defectos los que se señalan, por lo que se suelen utilizar básicamente… para insultar.
Son tan habituales que casi parecen de la familia; pero de la de andar por casa.

Y si no… fijáos:
Tengo un amigo que es una cacatúa que nunca cierra el pico. Y así le pasa, que, aunque es un gallina con vista de águila, es tan merluzo que va de gallito sólo porque está hecho un toro. Pero es normal. Está en la edad del pavo y se ha convertido en la oveja negra de la familia porque es rastrero como un gusano, torpe como un pato mareado y cerdo… como un cerdo.
Pero no todo es malo:  a veces parece un lince con memoria de elefante que trabaja como una hormiga y otras un mamífero perezoso que, como si fuese un avestruz, esconde su cabeza con memoria de pez.
¡Menudo pájaro está hecho!
¿Y su familia?
Pues… tiene una hermana que es una víbora y que, a pesar de estar como una vaca, es ágil como una gacela.
Tiene dos sobrinos: el pequeño que siendo tan pequeño como un ratón y tan tacaño como una rata, se mueve como una tortuga, de esas que viven alrededor de… cuatrocientos metros; y el mayor, que es un hipopótamo que está como una cabra. Y como la cabra tira “pal” monte… allí que se va… a correr como un conejo, porque donde menos se piensa, salta la liebre.
Y también tiene un cuñado: un lobo con piel de cordero… un buitre más terco que una mula que se siente como pez en el agua ladrando como un perro poco mordedor y actuando como un zorro que cuenta ovejas mientras cría cuervos. ¡Y el muy asno se cree que con tanta vaca y oveja ya tiene mucho ganado!
Total: que esta familia parece la de esa canción que nos cantaban de pequeños… ¿os acordáis?... Sí, hombre… esa que decía: “Estando un cocodrilo y un orangután… dos pequeñas serpientes y el águila real… el gato, el topo, el elefante… no falta ninguno… tan sólo si miramos… los dos… ehmmm… los dos…. “ ¡¿Los dos qué?! ¡¿Alguien ha logrado averiguar ese gran misterio de nuestra infancia?!

Y, como de animales va la cosa, he de decir que, a pesar de que el hombre se cree el animal más inteligente de todos, resulta que los delfines son tan listos que, a las pocas semanas de estar en cautividad, entrenan a la gente para que permanezcan en el borde de la piscina y les tiren pescado. Otro ejemplo claro de la inteligencia de los animales está en Australia, donde no hay perros. La prueba irrefutable es que han tenido que enseñar a los palos a volver solos.

Así que, visto lo visto, está claro que hay dos cosas que están claras (y una no es el chocolate): la inteligencia de los animales y la bestialidad de los hombres.

Y, hasta la próxima entrada y sea el día que sea... ¡¡¡Feliz Fín de Semana!!!