viernes, 2 de marzo de 2018

CASUALIDADES DE LA VIDA

¿Crees en las casualidades? Es más... ¿sabes realmente qué es una casualidad?
 No. Lo digo con conocimiento de causa; porque la gente habla de casualidades como de millones o de churros. 
Tengo un amigo que, una vez me preguntó cual era mi fecha de nacimiento. "El quince de enero" le contesté. Y me dijo, súperemocionado: "¡Qué casualidad! ¡Cumples los años justo diecisiete días después que el primo de mi mujer que se vino a vivir a Madrid hace dos meses porque se había separado!"
¡¡¿Perdona?!! Vamos a ver... ¡¿Alguien me puede decir qué hay de casual en eso?! Y más aún... ¡¡Y a mí qué me importa!! 
Luego también están los que no creen en ellas y piensan que todo en esta vida pasa por algo... la mayor parte de las veces... por imbécil.
Seguro que todos hemos experimentado en alguna ocasión una coincidencia que parecía tan improbable que nos acabara resultando mágica y epifánica; como si existieran conexiones entre sucesos, personas o informaciones a través de hilos invisibles que tan sólo podemos vislumbrar por momentos ¿no? (Venga... vuelve a leerlo, que no te has enterado de nada).
Casualidad puede ser, por ejemplo, que tu amiga y tú recorráis todos los días diez kilómetros para llegar a esa panadería que hay en la otra punta de la ciudad (donde un cardo de dependienta vende un pan malísimo) con la esperanza de volver a ver al repartidor de bollos más guapo del mundo, y que..., para un día que tú no puedes ir..., porque ha dado la puñetera casualidad de que a tu vecina de arriba se le ha antojado que se le rompiese la lavadora precisamente esa mañana, con el consiguiente calado del techo del salón, tu... "solidaria" amiga, decida acercarse a tu casa para acompañarte y... ¡por causalidad! ¡por arte de magia! ¡o de birli birloque! (que nunca he sabido qué narices significa eso), choque con el camión del guapo repartidor de bollos. 
A mi amiga, claro, eso le parece una señal. Y... ¡aquí está la madre del cordero!, que también es la madre de todos los males y es la base de que muchos psiquiatras incompetentes experimenten overbooking: porque al final se conocen, se gustan... y... nada... que en dos meses será la boda. ¿Qué os parece? Pero todo esto es "un suponer"¿eh?. A mí no me ha pasado.
Pues esto... esto es casualidad; aunque bien mirado, también podría ser la ley de Murphy: "Si algo puede salir mal, saldrá mal" Pero... ¡¿por qué a mí?! Esto debe ser cosa del cine ¿verdad? Es decir, en la misma situación, a mi me tocaría "El príncipe de Zamunda" (por Eddie Murphy) y a mi amiga "Serendipity"
Pero ¿es casualidad o es el destino? Porque la casualidad no se puede prever o evitar pero... el destino... ¿está ya escrito? Y se está ya... ¿también explota? ¿Se puede cambiar con cada paso que das? ¿O ya estaba escrito que ibas a dar ese paso para intentar cambiar el destino que al final no se cambia porque precisamente ya está escrito? Y el que no sepa escribir... ¿cómo lo cambia? Y si no se cambia...  ¿por qué nos empeñamos y nos esforzamos tanto por conseguir lo contrario? Es decir, si el destino ya está escrito y dice que una persona acabará siendo... yo qué sé... por ejemplo, arquitecto... pues... ¿para qué perder años en sacarse una carrera? ¿No?

Pero es que... ¡¡las casualidades pueden existir!!  
Cuando creemos que no tenemos oportunidades, en realidad, no es que no las tengamos... es que no las vemos. Lo que significa que no estamos lo bastante atentos o que necesitamos gafas. 
Cuando nació mi hijo el mayor, hace dieciséis años, que es lo mismo que decir cuatro por cuatro, comencé a escribirle cartas para no olvidar ni uno sólo de los acontecimientos que ocurriesen en su vida. La verdad es que lo hice más por el empeño que tiene la gente en llamarme despistada que por interés. En serio. No entiendo por qué a ciertas personas les puede parecer tan raro que alguna vez me haya dejado a mi hija olvidada en el gimnasio. Bueno dos. Vale... siete. Pero seguro que a todos os ha pasado ¿no? 
Bien, pues hace cuatro días me dio por releer alguna de las cartas y me sorprendió encontrar el siguiente texto: "Comenzaré diciendo que hoy es día veinticuatro, que en mi casa somos cuatro personas, que mi hija tiene cuatro meses y que dentro de otros cuatro, mi hijo cumplirá cuatro años. Y encima yo, estoy leyendo "El Ocho". Que, como voy por la mitad del libro es como si fuese "El Cuatro" ¿no?"
¡Madre mía! ¡Qué fuerte! Pero es que hoy... hoy es... ¡Uno de Marzo de Dos mil dieciocho! ¡¿No os parece increíble?! Todo son casualidades. Marzo es el mes tres y si le sumamos el uno del día que es hoy... hace un total de... ¡cuatro! ¿Y el año? Pues está claro: dieciocho menos dos, son dieciséis que es... ¡múltiplo de cuatro!
Así que esto... es como todo en la vida: que si quieres casualidades... te las tendrás que buscar tú mismo, porque haberlas... haylas.

Y, hasta la próxima entrada y sea el día que sea... ¡¡¡Feliz Fin de Semana!!!