Hoy me he sentido mayor. Y
estúpida.
Bueno, en realidad, creo que mi
familia y yo hemos llegado a esa etapa en la que los padres y los hijos hablan
un idioma distinto, en la que no nos entendemos, en la que todos pensamos que
los otros no dicen más que tonterías. Y eso es por culpa del campo. Sí, porque
cuando empiezas a decir: “Antes, todo eso de ahí era campo…” es que te estás
haciendo mayor. Vale, también las hormonas juegan un papel importante. La
combinación “adolescencia & meno-pito-pausia” es devastadora. Porque,
además, tú, como padre interesado, sigues queriendo ayudarles y ellos, como
hijos desentendidos, quieren necesitarte menos.
-Mamá…-me preguntó mi hijo esta
mañana-¿Cuál es el arma más pesada de la esgrima?
-¿Desde cuándo te interesa a ti
la esgrima?-pregunté yo sin mucho interés.
-Es por un juego de la Play. Dime
¿cuál?
-El hacha-contesté sin titubear.
-¡¿El hacha?!-Os juro que mi hijo
me miró como si yo estuviese loca. ¿Os lo podéis creer?-¡¿Estás segura?!
-Completamente. Tu padre siempre
dice que, desde que su hermano le clavó el hacha del abuelo en la ceja, es lo
que más grima le da.
-¡¿En serio el tío Miguel le
clavó un hacha a papá?!-volvió a preguntar cada vez más asombrado. No lo
entiendo… ¡Como si lo que le acabara de decir fuese una barbaridad!
-Sí… ya sabes… jugando. Cosas de
niños-para mí… la cosa más natural del mundo.
-Pues… ¡menudos juegos!-Al menos,
le pareció gracioso.
Y, como hacía tiempo que no
manteníamos una conversación de más de dos frases que no incluyesen las
palabras “salir” y “dinero”, me animé y empecé a recordar.
-¡Ay, sí! La verdad es que nos
divertíamos mucho…
-Y ¿no eran un “pelín”…
peligrosos?-En ese momento, Adri estaba a punto de echarse a reír.
-¿Peligrosos? ¡Qué va! Eso nos
hacía fuertes. No como ahora, que os lesionáis pulsando el botón izquierdo del
ratón-y claro, yo me defendí..
-Bueno… de todas formas, no creo
que el hacha esté homologado como arma blanca… ni siquiera creo que se le pueda
llamar arma… -Entonces se puso de pie…-¿Te imaginas a los tiradores en una competición,
andando así, de puntillas y con un hacha al hombro?... ¡Touché!- …queriendo parecerse a D´Artagnan.
-Y ¿qué tienen que ver los
tiradores ahora?-¡Este chico es que no está a lo que tiene que estar!
-Mamá, así se llama a los que
practican la esgrima-me explicó como si fuese algo obvio, vamos, como si yo
fuese tonta.
-¡Pues me parece una tontería!-porque
yo de tonta no tengo ni un pelo-Deberían llamarse “esgrimiadores” o
“esgrimosos” o…
-¡Eso sí que es una tontería!-dijo mi hijo tumbándose boca arriba en mi cama y riendo a mandíbula abierta-¡Mamá… eres muy
tonta!
-¡Oye!-protesté también y entre
risas me acerqué para pellizcarle juguetonamente en las piernas, como solía hacer cuando era pequeño.
-¡Mamá, para! ¡Para!-chilló aunque no
estaba enfadado-¿Entonces… me vas a decir cuál es el arma más pesada?
-Uhmmm…. No. Entonces… te coges
tu ratón, le pulsas el botón izquierdo y si consigues no hacerte un esguince,
buscas tú mismo la información-¡y me quedé la mar de ancha!
-¡Pero mamááááá…!¡Ayúdame, que yo
siempre te he apoyado a ti en todo!
-¿Perdona?-le contesté con ese
tonito que se suele utilizar para decir con retintín: “¡¿Perdona?!”, que sólo me faltaba chascar los dedos y mover el
cuello como hacen las jovencitas.
-A ver…-y me miró directamente a
los ojos, poniendo esa carita de carnero degollado que todos sabemos poner
cuando queremos algo-¿recuerdas cuando te pusiste de parto de mí? No de mi
parte… si no cuando me estabas teniendo… quiero decir….
-¡Que sí, cielo! Que sé cuándo me
dices-¡Como para no recordarlo! ¡Lo que me hizo pasar el… ejem… el niño!
-Vale, pues… ¿quién estaba ahí el
primero apoyándote? ¿Eh, quién?... ¡Yo!
-Pero…¡Qué morro tienes!-Y tuve
que reírme porque, hay que reconocer, que mi niño es muy gracioso… bueno… está
bien, más que gracioso… vacilón--Vale, me has pillado. Esa respuesta no me la
sé. Cuando salga tu padre de la ducha… ¡que te ayude él! ¿Alguna otra pregunta?
Y, hasta la próxima entrada y sea el día que sea... ¡¡¡Feliz Fin de Semana!!!
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