sábado, 10 de febrero de 2018

¿EVOLUCIONAMOS O QUÉ?

Hoy quiero tratar el tema de la evolución: de cómo los humanos pasamos de ser primates a ser personas; en algunos casos de manera más evidente que en otros, también hay que decirlo. Pero lo digo sin acritud ¿eh? Que yo no tengo nada en contra de la gente poco evolucionada. Está científicamente demostrado que el mundo está lleno de idiotas colocados estratégicamente para que te encuentres, al menos, uno al día, porque hay personas que cuando se van, dejan un vacío irremplazable. Otras, en cambio, dejan un espacio precioso para respirar.
   Hay una teoría genética que a mí me vuelve loca y que dice que todos los seres humanos descendemos de un solo hombre que vivió en África hace 60.000 años. ¡¡TODOS!!... ¡¡DE UNO!!... A mí que me lo expliquen… Aunque la teoría más conocida es la de que venimos del mono. Y yo pregunto: “¿Os habéis parado a pensar qué hacemos cuando vemos un mono en la tele?” “¿O en el zoo?”… ¡Nos reímos de él!!  Y a mí me parece que eso está fatal, porque es como reírte de tu abuela y reírse de los abuelos está feo. Es como si dices: “Abuelita, di Facebook” Y, claro…  a ella le cuesta. Ves que está intentándolo… “Fisbu… Filbu...” Y tú ahí… muerto de la risa. Pues si haces eso, ¡eres un nieto repugnante, que lo sepas!
Lo increíble de la evolución es que, si miramos más atrás, resulta que los seres humanos hemos evolucionado de los peces. ¡Atención!... ¡Ojo! ¡Que ahora nos los comemos! ¡¿Qué nos pasa?! Hablo en serio. Nos estamos comiendo a nuestros antepasados y eso… ya si que es una locura, porque es como si en la cena de Navidad, tu abuelo va a darte dos besos y tú le muerdes la cara y tratas de comértelo. Eso ya no es una locura… eso es estar enfermo directamente.
Siempre nos han dicho que el ser humano es el más inteligente de los animales y… hombre, pues si nos comparamos con una polilla… que está todo el día ahí…”¡Bombilla, bombilla, bombilla…!”, hasta que al final…¡plof!... se estampa contra ella… pues sí. Ahora, que si nos comparamos con el mono… andamos un poquito rozando el empate. Porque… sí, vale, nosotros construimos las pirámides… ¡punto para la humanidad! pero el mono aún tiene el sentido común de bañarse desnudo… ¡punto para ellos!
Si lo pensamos bien… es increíble que la evolución nos haya llevado de hacer nuestros primeros pinitos con un palo como homo habilis, a haber creado un sencillo aparato que es capaz de recoger las vibraciones de la voz humana, transformándola en una serie de dígitos, depositarlos en un almacén infinitesimal y reproducirlo al gusto de la gente. Por lo demás… la evolución es una mierda. ¿Que no? Mirad… el primer gran descubrimiento  fue la rueda… ¿y el segundo?...¡el bache! Por supuesto.
Antes de continuar con mi tesis, me gustaría lanzar un mensaje a título personal, ya que estoy… a ver cómo lo expreso…. ¿indignada? ¿harta? No sé… pero por favor, ¿podéis dejar de hablar a los perros como si fuesen personas?... ¿Ya?... ¿Del todo?... ¿Para siempre? Y así dejaremos de humillarnos como especie. De verdad… no lo hagáis más. No habléis a los perros como si fuesen personas porque ¡son perros! Esto nos deja muy mal de cara a otros animales.
Bueno… ya me siento mejor, así que… ya puedo continuar.
Hay una parte de la evolución que me encanta y que es la relacionada con la música.
¿Sabéis cuáles fueron los primeros sonidos musicales que escuchamos los seres humanos?... El aire en las hojas, los pies pisando la arena… y el sonido de la lluvia. Y, claro, ése fue el problema…. Que tanto nos gustó, que nos inventamos coreografías para llamarla, pero… por raro que parezca, nos debimos equivocar con las coordenadas y por eso en unas partes llueve mucho y en otras nada.
¿Y los egipcios?
 ¡Madre mía lo que les gustaba el lujo y el oro! Si hasta se ponían monedas en la ropa para bailar… Que, por cierto… la danza del vientre… era para ir mejor al baño ¿no?
Luego está la música clásica que es un lío. No hay quien se aclare. La primera vez que yo escuché música clásica, alguien me preguntó si me gustaba. “Me encanta”, contesté. Y volvió a preguntar: “¿De Verdi?” Y yo dije: “Lo juri”. …Y me miró raro. No sé qué le pareció tan extraño, si tenemos en cuenta, por ejemplo, que existió Beethoven: un perro con nombre de músico y luego apareció Pitbull: un músico con nombre de perro… que encima está en todas partes. ¡Que yo tengo miedo de cantar en la ducha por si aparece para hacerme los coros!
Y, de una época a otra, llegamos a la música de los 60 donde todo era paz, amor y el plus para el salón; a los 70… época en la que se produjo el mayor consumo de Dalsy y Apiretal de todos los tiempos, debido a la “Fiebre del sábado noche”. Bueno, a eso… y a que los niños en esa época eran perfectamente estrangulables. Fijaos que la frase que más oían esos niños era: “¡Madre mía qué tonto te pones cuando hay gente!” Porque cuando había gente, siempre salía el típico niño que llegaba y le decía a su madre, tirándole de la falda: “Quiero cantar, quiero cantar, quiero cantar...” Y la madre: “¡Venga, canta!” y entonces decía: “…Es que me da vergüenza…”
En fin, que al final, la música, como todo, pasa por un ciclo:
Fase 1.- Escuchas una canción que te encanta
Fase 2.- La escuchas 348.523 veces
Fase 3.- Te aburres
Fase 4.-  Vuelves a la Fase 1.

Y así… ¡¿cómo vamos a evolucionar?!
Y, hasta la próxima entrada y sea el día que sea... ¡¡¡Feliz Fin de Semana!!!


1 comentario:

  1. Vale, si antes tenía dudas.... Ahora.... Digo yo... De dónde carajo vengo??? (Jijiji)

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